Los Patios de Córdoba

05.05.2012 22:24

Como “vemos la paja en el ojo ajeno y no en el nuestro”, hay muchos que nos tachan a los andaluces de festeros, que lo somos y a mucha honra, pero “en todos sitios se cuecen habas”. Los Sanfermines, Las Fallas, San Isidro, Castellers… En Andalucía no somos menos, ni más y en cada rincón tenemos nuestras fiestas, lo que ocurre es que en casa, somos familia numerosa; una “Madre”, Andalucía y un “Padre”, Blas Infante, con ocho hijos, 8 provincias a cual más hermosa. Hoy me referiré a Córdoba, “sultana y mora y su mayo cordobés”.

Desde las “Catas”, interesante recorrido por las más típicas tabernas cordobesas, pasando por las “Cruces”, engalanadas con miles de claveles y flores de todo tipo y continuando por “Los Patios”, muestra amable cordobesa de sus gentes y costumbres y para finalizar  “La Feria Real de Córdoba”, configuran, un mes esplendoroso en el que se dá a conocer la ideosincrasia y amabilidad de sus gentes. En este mes, Córdoba, de nuevo se hace “Universal” y en éllo trabajan sus dirigentes, ya que no en vano estamos muy cerca de conseguir la mención de “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”

No voy a ser yo el que afirme una fecha para ubicar el inicio de la muestra de los Patios Cordobeses, pero según unos,  allá por el año 1918 y otros van directamente a lo que parece ser primer año en que se llevan a concurso, 1933. Durante la Guerra Civil, los concursos pararon y fué en la década de los 50, cuando impulsado por el entonces Alcalde de Córdoba Don Antonio Cruz Conde y dotando éste de premios importantes a los patios ganadores, cobran su mayor auge. En la actualidad, si bien la muestra sigue creciendo en popularidad, no es menos cierto que el avance casi irrefrenable de la modernidad y la globalización, van dejando poco espacio a estos lugares privilegiados y ya cada vez más cercados por las altas torres. Afortunadamente, la creación de grupos, como la “Asociación de Amigos de los Patios Cordobeses” y otros que trabajan desde el anonimato, velan por la continuidad y defensa de la tradición, para que la creciente despoblación y envejecimiento de las barriadas del casco antiguo, no vaya en aumento.

De cualquier forma, merece la pena perderse en estas calles cordobesas y dejarse embaucar por su luminosidad, sus fragancias y por la amabilidad de sus gentes. Miles de claveles, gitanillas, geranios, jazmines y todo tipo de flores, engalanan suelos y paredes en forma de una gran cascada de “macetas” que en ocasiones, no dejan casi ver el fondo, la mayoría de las veces adornado y protegido por la blanca cal, tan característica desde siempre en las casas andaluzas. Pozos, fuentes y regueros de agua, terminan de engalanar esos patios que conforman un paisaje idílico en el que por momentos, no hay crisis ni problemas y te transportan a un estado de paz indescriptible.

En Mayo, mes de las flores, Córdoba viste su más vistoso manto; “Los Patios Cordobeses”.

¡Merece la pena conocerlos!